LA MUSICOTERAPIA
La Musicoterapia es una disciplina relativamente nueva en el ámbito
sanitario
institucional, no obstante no sería difícil encontrar huellas de ésta en
épocas
remotas o en territorios todavía no-occidentalizados. En el campo de la
salud,
esta profesión es hoy objeto de un creciente interés en el ámbito
médico.
En la Musicoterapia, o Terapia Musical, se utiliza la música y el sonido para
responder a
necesidades tanto físicas, cuanto emocionales, cognitivas y sociales. En
este
sentido es una disciplina integral, apta pues a insertarse como
protagonista en
la tendencia moderna hacia una comprensión holística de la salud, es
decir
basada en una concepción del paciente como un conjunto de
mente-cuerpo-espíritu.
El objetivo de la Musicoterapia no es el de desarrollar habilidades
musicales, sino de desarrollar el potencial de cada uno. Los beneficios
que
surgen derivan púes de un proceso, el de hacer y de responder a la
música,
habilidad innata e independiente de capacidades técnicas, formación
previa o
problemas físicos y/o mentales.
A través de la implicación musical en el contexto terapéutico, las habilidades del paciente se ven reforzadas y gracias al valor metafórico de la experiencia musical pueden venir desplazadas con éxito a otras áreas de su vida.
Una de las definiciones más acreditadas y explicativas de esta la ha proporcionada la AMTA, American Association of Musictherapy:
La Musicoterapia es la utilización de la música para conseguir objetivos terapéuticos: la restauración, mantenimiento y mejora de la salud mental y física. Es la aplicación sistemática de la música, dirigida por el Musicoterapeuta en un contexto terapéutico a fin de facilitar un cambio de conducta. Estos cambios ayudan a que el individuo en terapia se entienda mejor a si mismo y a su propio mundo, llegando así adaptarse mejor a la sociedad.
A través de la implicación musical en el contexto terapéutico, las habilidades del paciente se ven reforzadas y gracias al valor metafórico de la experiencia musical pueden venir desplazadas con éxito a otras áreas de su vida.
Una de las definiciones más acreditadas y explicativas de esta la ha proporcionada la AMTA, American Association of Musictherapy:
La Musicoterapia es la utilización de la música para conseguir objetivos terapéuticos: la restauración, mantenimiento y mejora de la salud mental y física. Es la aplicación sistemática de la música, dirigida por el Musicoterapeuta en un contexto terapéutico a fin de facilitar un cambio de conducta. Estos cambios ayudan a que el individuo en terapia se entienda mejor a si mismo y a su propio mundo, llegando así adaptarse mejor a la sociedad.
Hoy en día son muchas las investigaciones científicas que validan la Musicoterapia como potente complemento de
otras
terapias en muchas áreas de la salud. En particular, reconocidos son los
beneficios de la Terapia Musical en áreas como la rehabilitación física,
sensorial y cognitiva, en el aumento de la motivación del paciente en
implicarse
activamente en su tratamiento, en facilitar apoyo emocional para
pacientes y sus
familias y en proporcionar una válvula de escape para la expresión de
sentimientos.
La Medicina Integral, esa tendencia moderna de la Medicina a combinar los tratamientos convencionales con otros alternativos y/o complementarios, reconoce en un uso adecuado de la música y de sus propiedades la posibilidad de desencadenar en los paciente cambios fisiológicos (entre otros: aumento o reducción de la energía muscular, regulación del ritmo cardiaco y presión sanguínea, optimización de la capacidad respiratoria y temperatura de la piel) y anímicos (disminución de ansiedad y estrés debido a un aumento de la producción de neurotransmisores como endorfina y serotonina y consecuente reducción del dolor percibido) funcionales al logro de los objetivos médicos establecidos con cada paciente.
La Medicina Integral, esa tendencia moderna de la Medicina a combinar los tratamientos convencionales con otros alternativos y/o complementarios, reconoce en un uso adecuado de la música y de sus propiedades la posibilidad de desencadenar en los paciente cambios fisiológicos (entre otros: aumento o reducción de la energía muscular, regulación del ritmo cardiaco y presión sanguínea, optimización de la capacidad respiratoria y temperatura de la piel) y anímicos (disminución de ansiedad y estrés debido a un aumento de la producción de neurotransmisores como endorfina y serotonina y consecuente reducción del dolor percibido) funcionales al logro de los objetivos médicos establecidos con cada paciente.

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